"Que sea de banana por favor"
“Que sea de banana por favor”- (Gómez Delivery, final, final)
Me
sigue asombrando la dureza y aguante de las mujeres de mi barrio. Una
vecina, morocha enorme, le gritaba a otra:-“¡A vos y a tu marido los voy
a cagar a palos a los dos juntos! ¡Traémelo nomás! ¡Estaré embarazada
pero no inválida!”
Intuyo que mi compañera va adquiriendo algo de esa resistencia.
Posiblemente esa actitud se corresponda con
la fuerza de las circunstancias, las que a veces pueden más que años de
terapias o tratamientos psicológicos. En muchas oportunidades, el tener
que enfrentarnos con nuestros más terribles miedos de forma cruel,
despiadada, alevosa, nos obliga a que los podamos superar. Felisa, por
ejemplo, viviendo apenas unos meses en casa, logró dominar su pánico a
las arañas.
Van dos meses entre el sopor del trabajo en la obra y un verano rosarino indolente.
Cuando
uno más está desesperado por una buena ducha de agua fría, coincide con
el horario de menos presión de agua. Por tanto el agua no tiene fuerza
como para subir hasta la ducha. Débilmente llega
hasta la canilla baja, esa que supuestamente está colocada para cargar
baldes o fuentones. Uno tiene que desparramarse por el piso como un
gusano para mojarse la cabeza, o contentarse con refrescar los huevos.
A
Felisa, con su enorme panza de 7 meses de embarazo, le cuesta más
realizar tantas contorsiones en cuclillas. Usa una jarra, o espera
horarios en que el agua tenga mayor presión, 1 o 2 de la madrugada.
Pero cuando el calor en la obra ya
causó estragos en mi ánimo, lo que más deseo son los licuados con hielo
que Felisa prepara a las 5 de la tarde. ¡Cómo espero esos licuados!
Ella
en cambio, espera otra cosa de mí. Es que está leyendo cuanta
literatura haya sobre consejos pre y posnatales. Su conclusión entre
tanta lectura es que hacer el amor para una embarazada es muy
conveniente, ya que se relaja y libera endorfinas que el bebé recibe de
alguna manera (¿). También me amenaza con que luego del parto, durante 4
meses, la mujer no tiene deseo sexual.
Me
parece sospechosa tanta teoría apuntando hacia lo mismo. Tal vez me
convenga hacer algún filtro de sus lecturas. No obstante me pongo en
acción.
Siendo
mi compañera muy menuda, en forma casi repentina adquirió la forma
predicha por el médico: “las petisas enseguida quedan pura panza”. De
modo que acostumbrado a su anterior fisonomía, el acto sexual ahora es
casi un desafío a “jugar a hacerlo” con una pelota playera atada a su
cintura.
A favor está el hecho de que siendo desde siempre sus pechos bien formados, ahora están descomunales.
Mi
actuación me deja siempre con muchas dudas. Pero ella parece quedar
conforme. Me confirma que la “gimnasia” le está haciendo muy bien en
diversos aspectos, tal como lo prescriben sus lecturas. En una
oportunidad puso como ejemplo que luego de estar “atorada” dos días,
había logrado “ir de cuerpo”.
En definitiva, seguimos en armonía con la ciencia prenatal y, fundamentalmente, sigo recibiendo mi licuado de las 5 de la tarde.
Milton,
Tahiel, Nehuén, Ciro, o Yaco, desde hace 7 meses está entrenando
fuerte, pienso, para alguna Olimpíada de Kid Boxing. No para de “hacer
bolsa”, pero en su caso, metido en ella. Todas las noches me acerco a él
para contarle las novedades de la construcción de la obra, pero creo
que no me escucha. Persiste, concentrado, en su disciplina.